El relativo-posesivo
Uno de los errores más frecuentes es el empleo indebido de este pronombre, en sus cuatro formas: cuyo, cuya, cuyos, cuyas. Y es tanto más notable la confusión cuanto que se trata de un vocablo de uso «específico» y sin equivalente.
En nuestro idioma no existe otro pronombre relativo-posesivo, mientras que disponemos de varios relativos, simplemente. Es decir, que no hay razón alguna que explique tamaño solecismo. Para expresar la sola idea de relación con el antecedente, hay: quien, quienes, que, cual, cuales…
El cuyo expresa, a un mismo tiempo, relación y posesión: «Hay una casa cuya puerta es de hierro», equivale a «Hay una casa, la puerta de la cual es de hierro». Claramente se ve que el pronombre cuya está en lugar del relativo cual y la preposición de, de genitivo, que expresa propiedad.
Cuando se dice, por ejemplo: «Hay una casa, cuya casa…» se comete un solecismo absurdo, ya que no se quiere expresar propiedad sino exclusivamente relación; y pueden emplearse otras formas: «Hay una casa que…» o «Hay una casa, la cual…» o «…la que…».
Es más: el uso indebido del cuyo transforma este vocablo en adjetivo, ya que se repite el sustantivo antecedente, como se ve en el ejemplo indicado.