La hache muda y la aspirada
En nuestro idioma, esta letra es casi siempre muda; pero en algunos vocablos, se aspira; y en algunas comarcas se aspira siempre. Carecemos de normas sobre el particular; y así, tal pronunciación se hace arbitrariamente. Incluso, familiarmente, se denomina jándalos a los andaluces y extremeños que convierten las haches en jotas… y, en ocasiones, aspiran las palabras que comienzan con vocal, como anteponiéndoles una h imaginaria.
El resultado de esta carencia de valor fonético fijo de la hache ha sido que, en los Diccionarios, figuren palabras sinónimas con la sola diferencia de una hache en lugar de una jota; y que se admitan como correctas, para una misma palabra, unas veces la grafía con «j» y otras la grafía con «h», rechazándose como barbarismo la no aceptada.
El lenguaje español apenas tiene pronunciación figurada, es decir, que, salvo contadas excepciones (la c, la g, la h…) las letras poseen un sonido constante. Lo general es que la hache sea muda; y, en consecuencia, cuando se pronuncia, se sustituye por la letra cuyo sonido, aunque más fuerte y gutural, es el que más se asemeja al de la aspiración. De aquí resulta una «digrafía» aceptada unas veces y rechazada otras por la Academia, la cual opta por la jota o la hache sin exponer las razones de su elección.
Veamos, como ejemplo, algunos de los numerosos casos que podrían citarse.
La Academia acepta estas voces:
Bahuno y Bajuno
Haca y Jaca
Hallullo y Jallullo
Humera y Jumera
Hopo y Jopo
Hollín y Jollín
Holgorio y Jolgorio
Considera incorrectas las siguientes:
Ajechar por Ahechar
Ajecho por Ahecho
Ajitera por Ahitera
Ajuate por Ahuate
Ajumarse por Ahumarse
Bojío por Bohío
Jallar por Hallar
Jamaca por Hamaca
Jato por Hato
Jenequín por Henequín
Jerrumbre por Herrumbre
Jico por Hico
Jipar por Hipar
Jonda por Honda
Jorro por Horro
Jorondo por Horondo
Jurgar por Hurgar
Juronera por Huronera
Jutía por Hutía
En todos estos casos, ha optado por la hache; pero opta por la jota en algunas palabras y estima incorrectas:
Bahareque por Bajareque y Herga por Jerga
Ahora bien: como, aun escribiéndose con h una voz, cabe la aspiración de dicha letra, los sonidos se diferencian mucho menos que las grafías, por lo que la confusión persiste en la práctica.
[Luis Hernández Alfonso, Defensa del Idioma (1948-1952)]